sábado, 17 de marzo de 2007

GUÍA DE BUENAS PRÁCTICAS PARA MEDIOS DE COMUNICACIÓN Y PROFESIONALES DE LA INFORMACIÓN

Los medios de comunicación han alcanzado en nuestra sociedad una importancia capital como agentes de socialización, hasta el punto de que lo que no aparece en la prensa queda fuera del campo de atención de la opinión pública y se vuelve “invisible”.
En el caso de las drogodependencias, se calcula que en España hay cerca de 400.000 personas con acceso a fuentes directas de información sobre esta materia: trabajadores sociales, educadores, psicólogos, médicos, familiares de drogodependientes y afectados, terapeutas, etc. Este grupo apenas constituye el 1% de la población. Para el 99% restante de los ciudadanos, los medios de comunicación constituyen la principal, cuando no la única, fuente de información sobre el consumo de drogas, por lo que su capacidad de influencia en las actitudes de la población es determinante, llegando incluso a condicionar el quehacer diario de los profesionales que trabajan en este campo, pacientes y familiares.
Esta influencia es decisiva en el caso de los medios de comunicación audiovisual, cuyo papel en la conducta de los más jóvenes cada vez es más importante. Diferentes estudios han demostrado que, en la educación de los adolescentes, la televisión e internet influyen tanto como la escuela o la familia.
Sin embargo, existe una tendencia a abordar con cierta superficialidad el problema de las drogodependencias. En el tratamiento de la información, por regla general, suele primar la vertiente jurídico-policial frente a la socio-sanitaria y la de la salud.
La visión parcial o “descontextualizada” del consumo de drogas puede contribuir a confundir y a agravar el problema. Por ello, resulta preciso extremar el rigor en el lenguaje y en el tratamiento de los datos, verificar la fiabilidad de las fuentes de información y evitar minimizar el riesgo del consumo esporádico de drogas, que sólo contribuye a “normalizar” su uso social.
Tomar postura en el problema de la drogadicción no tiene por qué afectar a la neutralidad, la imparcialidad y la veracidad de los profesionales de la información. La información sobre drogas no debería plantearse en términos de qué se debe o no se debe contar, sino de cuál es la forma más adecuada de explicar lo que sucede.
La complejidad del problema del consumo de drogas y de las drogodependencias requiere que todos los profesionales apliquen estas recomendaciones, con independencia del medio en que se trate (prensa escrita, radio, televisión e internet). Entre todos debemos conseguir profundizar en los diferentes aspectos delictivos, económicos, sociales, sanitarios, políticos y de tráfico que existen en torno al fenómeno de las drogas, para que la opinión pública sea consciente de todas las implicaciones de este fenómeno social, cuya génesis y consecuencias trasciende el ámbito cotidiano.

mas información ver aquí

No hay comentarios: